jueves, 4 de octubre de 2018

Player 01: Primer día de trabajo

(Nota de la autora: Navegantes de Internet, lo siento si esta vez me demoré más de lo que suelo demorarme. Ayer y antier he andado ultra ocupada. Hasta hoy pude darme un time para ponerles el siguiente capítulo. Espero no haberlos hecho esperar demasiado. En este capítulo, no hay mucho que decir; sólo me resta ponérselos para que la investigación de marcha)

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Bebo un poco de mi café cargado y tecleo unas cosas en la laptop. Mi asistente Ramón me da una lista de los posibles lugares en los que debemos empezar a buscar. No me opongo a sus opciones, pues, como en toda búsqueda de ésta índole, comienzo con millones de ideas, posibilidades. Al final, quedo con nada para encontrar una vaga pista que me ayuda a resolver el problema.

-- Hey, G.C, en la noche te llegó un mensaje a tu teléfono sobre la última vez que se supo de ella --, me notifica mi asistente Ramón, quien se encarga de organizar mis asuntos. Es como un secretario, aunque, hay veces que va más allá de ser un simple secretario.


Tomo el celular y veo que en la pantalla dice “tienes un mensaje del número 55 1620… a las 23:33”. Pulso sobre el mensaje y éste va algo así: “Buenas noches, Dragón Negro, éste es mi fon. Soy Iván. Arturo y yo decidimos darle la última localización de nuestra amiga. En el siguiente mensaje la tendrá. Esperamos que sea de su ayuda. Por cierto, hemos hecho un grupo de whatsapp para que los tres nos comuniquemos. Hasta luego. Sin esperar el siguiente mensaje veo que en mi whats hay mensajes de estos chamacos que no sólo marcan la ubicación, sino que también el nombre de una señora. No leo el mensaje detenidamente.

En mi lap, anoto el nombre de la víctima, su edad, su grado de escolaridad y la vestimenta de ese día, la cual me la proporcionó la info de la alerta ámber. Además, con los datos que me pasan esos dos veo que el lugar de desaparición es cerca de una colonia en la que, alguna vez, vivió un familiar mío.

-- G.C, ¿el señor Schmith está en la línea se lo comunico o… le digo que está ocupado? -- Ramón me saca de mis pensamientos.

-- Comúnicamelo -- ahogo ese recuerdo en mí. Tomo el teléfono.

-- Buenos días, señor Gian. ¿Aceptará mi propuesta o… de nuevo me dará largas como el día de ayer?

-- Ahm… -- suelto dubitativamente. Intento de recordar sobre qué iba su propuesta. Tener un doble trabajo me vuelve muy distraído.

-- ¿Sigue ahí? -- dice el señor Schmith

-- Sí, sí -- contesto inmediatamente mientras sigo pensando en aquella propuesta.

-- ¿Va a aceptar o no el bono que le ofrecen mis compañeros de la Compañía? -- me da, sin querer, la idea que trataba alcanzar.

En ese momento, me acuerdo sobre esa plática y de mi deseo de rechazar “el bono”, pero no me puedo dar ese lujo de ser una alma pulcra. Mis proyectos como el Dragón Negro necesitan del dinero sucio para ser financiados. El dinero que pido no es siempre cinco mil pesos. A veces, sólo es una comida y ya. Quiero creer que soy una especie de Robin Hood del siglo XXI.

-- Lo acepto, si el señor Arneses del Himalaya no menciona mi nombre real en ese papel -- negocio mi nombre real sin miedo alguno. Tengo que cuidarme por si alguien quiere inculparme de algo que no sabe por qué lo hago.

-- Hmmm -- dubita un tanto el señor Schmith. -- De acuerdo, pero Usted no dice ni pío sobre estos asuntos. Si me entero que ha abierto el hocico no pregunté por qué tiene la Muerte encima-- me amenaza y de inmediato cuelga.

-- ¡Ja! Cómo si me fuera factible denunciar a toda esa maraña de alimañas -- pienso y tomo mi celular. Escribo: “Buenos días, muchachos. Me sorprende que hayan optado por hacer un grupo de whats para salvar a su amiga. Se nota que hay interés y cariño por rescatar a un alma inocente. Agradezco la ubicación que me comparten. La revisaré y en un rato les diré qué encuentro. Bye”

Veo como se marcan las dos palomitas y sin más salgo de la aplicación para dirigirme velozmente al lugar en auto. 

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