miércoles, 26 de septiembre de 2018

Player 01: La noticia y el inicio de una aventura inimaginable


(Nota de la autora: De plano que subo los capítulos los días miércoles. Pero aún así marco el martes porque tal vez haya un martes en que suba un capítulo. Hehehehe. Sin más ya los dejo de chingar con mis ideas bobas.)
 ____________________________
 


A las ocho de la mañana, mientras me arreglaba, recibo una llamada a mi celular de trabajo. Es la madre de la joven extraviada. Ella me dice que quiere hablar conmigo; me espera a las 10 de la mañana en su casa. Después de 15 minutos, subo al auto. 

-- El 16 de octubre, una alumna de la escuela nacional preparatoria, número uno, ha desaparecido. Sus familiares dicen que la última vez que la vieron salir fue en la mañana. Notifica su madre que el último mensaje que recibió era un “llego en cinco minutos”. Dicho mensaje lo recibió cerca de las siete de la noche. Las autoridades buscan el paradero de la joven preparatoriana -- oyen en las noticias los padres de la alumna desaparecida. Veo a Arturo y a Iván también en su casa. Se susurran cosas que no entiendo. Luego las sabré.


-- ¿Señor Gian Carlo, le gustaría más café? -- me pregunta la señora, mamá de la joven. Le acepto la bebida.


La señora me pregunta si le voy a cobrar por horas o por días. Le contesto que por ninguna de esas opciones cobro, sino que doy mi monto final. Ella, por consiguiente, pregunta la cantidad del total. Le respondo que sólo pido unos ocho mil pesos mexicanos. Se sorprende, pero no dice nada. Me pregunta unos últimos detalles sobre la búsqueda y cosas que son irrelevantes para contar aquí; nos damos la mano; bebo mis últimos tragos de café y me despido de la señora y de su esposo.


Al estar afuera, los dos jóvenes me están esperando. Sus miradas no dejan de clavarse en mí. Iván camina primero hacía mí; Arturo le sigue.


-- Oiga, ¿realmente cree que usted solo podrá rescatar a nuestra amiga? -- me interroga Ivan sin dejar de mirarme.


-- Yo podré hacerlo. De seguro ya has visto en las redes sobre mi trabajo. Siempre o, más bien, casi siempre encuentro a la persona perdida -- contesto con mirada retadora.


-- Aun así… -- dice Arturo, quien ahora duda sobre mí. Su mirada lo delata.


-- Miren, jóvenes, tengo ya años en colaborar en asuntos así. No debería decirles esto, pero tengo contactos que me ayudan a hacer mi trabajo más fácilmente


-- ¿Y eso qué? Al final, hay siempre un porcentaje en no hallar a la persona -- comenta Arturo, quien, aún con esa mirada de desconfianza, no deja de atacarme con preguntas.


-- El porcentaje es mínimo. Así que, no se angustien tanto porque no dejaré de buscar a su amiga. Me he comprometido siempre conmigo mismo a buscar hasta el fin del mundo para hallar a una persona inocente -- le contesto con una voz tranquilizadora.


Esos dos siguen cuestionándome ciertas cosas sobre cómo daré con la ubicación de su amiga. A todas esas interrogantes les doy una respuesta que, en vez de alejarlos un poco de mi misión, les llama la atención más y más. Me repiten el comentario del día de ayer: “Nosotros hemos investigado, desde antes de la alerta ámber, datos que tal vez usted no tenga”. No logro convencerlos por más que lo intento. Ayer creí que darles el avión sería buena idea para alejarlos, pero no resultó cómo me lo esperaba. Insistieron más a tal punto que me dijeron hoy, antes de irse, los horarios que le dedican a la investigación. Además, los métodos que han usado para conseguir información.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario