domingo, 5 de febrero de 2017

Carta otoño-invierno atardecido

2017年2月5日

¿Te acuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas de qué trato nuestra primera charla? Tal vez ahora no me puedas contestar tan rápidamente como quisiere porque te lo pregunto sin decir un por qué. Pero, creeme, que lo empecé a recordar apenas oí una canción de Apocalyptica, la de I don't care. Ignoro la razón de por qué comencé a irme a mi pasado con esa rola.

Como sea, aún recuerdo que cuando hablamos por vez primera fue debido a que Shampi, amiga nuestra, me comentó si podría presentarme, via MSN, a un buen amigo de ella. Ese buen amigo eras tú.  No supe en ese momento, hasta muchísimo después, qué te dijo a ti para que los dos habláramos. Esa plática fue de las más divertidas que jamás había tenido con un chavo. (Era la primera vez que hablaba bien con un niño). Sin embargo, como sabrás, te ignoré después de ese primer maravilloso día.  No tenía ningún interés en seguir con la charla ya que muy dentro de mí aplicaba la desconfianza que le tenía a la gente; lo aprendí desde muy pequeña. Las personas dicen mucho de lo que son, pero sus palabras se queman con sus acciones; prometen tanto que cumplen nada. 

No obstante, Chronos ya nos tenía algo preparado. No lo sabríamos hasta mucho después, ¿no? 
Un día aterrador para mí  me obligó a recurrir a ti; no dudé en ningún momento en que serías tú quien fungiría como mi consejero de aquel momento.  ¿Te acuerdas de mis frías palabras? Fui tan sutil como una bala de cañón.  Desde ese día, nos volvimos amigos. Asimismo, ese día empezó a sanarse mi herida de los 6 años, mas, a su vez, otra herida nacía en mí: me había enamorado.

Ese amor lo negué tantas veces que creí, inocentemente, poderlo apagar con un "basta", empero no resultó así debido a que cada vez más aumentaba la punzante punta dorada de la flecha en mi corazón.  Eros me hacía pagar las burlas que había cometido.  Entendí que Eros era uno de los más magnos dioses: el amor es el veneno que consume a dioses y mortales para bien como para mal.  En suma a este castigo, YO rompía las reglas dictadas tiempo atrás en mi hogar: "no enamorarse".  Estuve condenada por un largo tiempo al veneno que me dejaba lacrimosa con cada palabra que recibía de ti. 

Al final, ya para acabar este azuloso recuerdo, me alegra haberte conocido. Tú y sólo tú has podido soportar mi frío infernal. Mis altas y mis bajas las sabes comprender o, al menos, eso es lo que me has hecho creer.  Eres el amor que me hirió, pero, sin querer, el amor que me fortaleció también. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario